Ryanair
anuncia un recorte de un millón de plazas en España los próximos meses y
hoy lo que se ha conocido son los aeropuertos españoles afectados. En
concreto, la compañía aérea cerrará su base de Santiago y cancelará todos los vuelos a Vigo y Tenerife Norte, al tiempo que mantendrá cerradas las bases de Valladolid y Jerez y reducirá su capacidad en Asturias, Santander, Zaragoza y Canarias este mismo invierno, lo que supondrá la pérdida de un millón de plazas en
invierno (dos millones anuales) "debido a las tasas aeroportuarias
excesivas y poco competitivas que aplica el operador aeroportuario
monopolístico Aena". El total de recortes de capacidad en España se
situará en el 16%.
Aeropuertos españoles afectados por los recortes de Ryanair
En
concreto, la aerolínea reducirá su capacidad en los aeropuertos
regionales en un 41% (-600.000 plazas) y en las Islas Canarias en un 10%
(-400.000 plazas).
Ryanair cerrará su base de dos aviones en
Santiago, lo que supondrá la pérdida de una inversión de 200 millones de
dólares (171,5 millones de euros) en la región de Galicia.
Suspenderá todos los vuelos a Vigo a partir de enero de 2026 y Tenerife Norte a partir del inicio del invierno de este año.
Los aeropuertos de Valladolid y Jerez permanecerán cerrados durante el invierno de 2025.
Reducirá la capacidad en Zaragoza (-45%), Santander (-38%), Asturias (-16%) y Vitoria (-2%).
En Canarias recortará plazas en Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria.
Un
directivo de Ryanair señaló que aeropuertos están casi un 70% vacíos,
mientras que otros
aeropuertos de países como Italia, Marruecos, Croacia, Albania, Hungría o
Suecia están reduciendo los costes de acceso (especialmente en los
aeropuertos regionales) para impulsar el tráfico el turismo y el empleo,
y la consecuencia es que las regiones españolas están siendo
"irremediablemente" poco
competitivas.
El origen de este conflicto entre AENA y Ryanair está en que "La decisión de AENA de aumentar en un 6,62% las tasas aeroportuarias,
ya de por sí poco competitivas, el próximo año, es la última prueba de
que el operador monopolístico no tiene interés en desarrollar el tráfico
en los aeropuertos regionales, y simplemente quiere centrarse en
obtener beneficios récord de los principales aeropuertos del país",
afirmó Eddie Wilson, un directivo de la compañía.
El modelo español, opuesto al del país vecino, registra más ingresos y pernoctaciones de turistas extranjeros
Por Alvaro Merino
España va camino de ser el país que recibe más turistas del mundo, alcanzando los cien millones de visitantes anuales. Durante años ese puesto lo ha tenido Francia, seguido de cerca por nosotros. Pero eso está a punto de cambiar.
«Las cosas más bonitas del mundo suelen ser invisibles para quien
viaja con prisa». Esta frase, una interpretación libre de un extracto de
la novela francesa El Principito, abre el vídeo de la última campaña turística internacional
española. Pero la cita no es inocente. Detrás del marketing hay
estrategia: las espadas para dominar el turismo global están en todo lo
alto y España está dinamitando la hegemonía francesa
El pulso no
es solo de cifras, también de modelo. El turismo en Francia se
concentra en la capital, París, que supone un tercio de las
pernoctaciones. El turista medio pasa dos o tres noches en la ciudad,
visita Disneyland y los monumentos principales y se vuelve. El resto de
visitantes se reparten por el territorio, especialmente en la Costa
Azul, con una apuesta importante por los campings, la gastronomía y el
turismo cultural.
España, por
el contrario, concentra a sus visitantes en la costa del Levante y los
archipiélagos, que suponen dos tercios de las pernoctaciones. Por el
contrario, el interior del país, incluyendo Madrid, apenas supone el
12%. La apuesta es por el sol y playa: estancias más largas en grandes
hoteles todo incluido, ocio nocturno y cruceros.
De ahí que, aunque aún Francia reciba más visitantes, genere menos ingresos que España.
Los mercados turísticos son los mismos para ambos países: Europa
occidental, con Reino Unido y Alemania a la cabeza, así como China y
Estados Unidos. Pero el extranjero que visita nuestro país gasta un 50%
que el que va a Francia. También en pernoctaciones lidera España.
Sin embargo, en Francia el turismo no está generando el mismo rechazo que aquí.
Barcelona, Palma o San Sebastián han sido escenario de protestas
ciudadanas en contra de la masificación turística y su impacto en el
centro de las ciudades, convertidas en parques temáticos con precios de
la vivienda disparados.
Francia, en
ese sentido, tiene varias ventajas: su turismo está mejor distribuido
por el territorio y se ha estructurado de manera más sostenida y
controlada. Además, llevan siendo un destino internacional desde hace
más de un siglo. España, por el contrario, inició su boom turístico en
los sesenta, mucho más tarde. El Gobierno
francés envidia las cifras de ingresos y pernoctaciones de España, pero
no tiene que lidiar con la gran dependencia del turismo de nuestro
país, donde supone un 12,3% del PIB frente a su 7,5%.
España
pronto superará a Francia como país más visitado del mundo, y se espera
que alcance 115 millones de turistas anuales en 2040. ¿Pero es eso lo
que queremos?, ¿podemos sacrificar nuestras ciudades por la riqueza que
generan los turistas? ¿Cómo gestionamos esta paradoja? Me encantará leer
tu opinión, puedes contármela respondiendo a este correo.
El sol y playa ibérico atrajo en 2024 a 94 millones de turistas
extranjeros, un récord histórico que sin embargo fue superado nuevamente
por Francia. El país vecino pulverizó sus propios registros con 103
millones de llegadas, según ONU Turismo. Pero el liderazgo francés es engañoso: detrás de los datos de llegadas se esconde un sorpasso español que ha puesto contra las cuerdas a su vecino tras la pandemia.
Francia registra más llegadas de turistas internacionales, sí, pero
sus estancias son más cortas y gastan menos dinero. El viajero promedio
que recibe el país galo es un belga que pasa dos o tres noches en París,
visita Disneyland y se marcha. España, en cambio, es más eficaz a la
hora de retener y exprimir al turista extranjero, representado por un británico que reserva una semana completa en Barcelona, Benidorm o Tenerife y se gasta un 50% más en sus vacaciones.
El dopaje francés
El hito de los cien millones de turistas internacionales fue
celebrado con orgullo al otro lado de los Pirineos. El presidente
francés, Emmanuel Macron, ya había avanzado
que 2024 sería un «año memorable» en el que el turismo «irrigaría todos
los territorios, desde Niza hasta Burdeos». París acogió los Juegos
Olímpicos, la catedral de Notre Dame reabrió tras el incendio de 2019 y
el país abrió de par en par sus puertas a los visitantes extranjeros.
Pero el liderazgo francés tiene truco y mira disimuladamente a su
vecino del sur con envidia. La ministra delegada de Turismo, Nathalie
Delattre, lo reconoció en una entrevista
a principios de este año: «Si bien Francia sigue siendo líder mundial,
nos enfrentamos a una competencia muy fuerte de España, que, con menos
visitantes, logra generar más ingresos». «Lo importante es el gasto
generado», sentenció.
La paradoja es evidente. Supongamos que una familia alemana de cuatro
personas viaja a París un par de noches. Francia contabilizará cuatro
llegadas. Si esa misma familia vuela hasta la Costa Brava catalana y se
queda dos semanas, España también sumará cuatro llegadas. Y eso sin
tener en cuenta que Francia es en muchas ocasiones un país de tránsito
entre Europa occidental y el sur del continente, lo que podría
traducirse en ocho llegadas si la familia alemana decide viajar por
carretera y hacer noche tanto a la ida como a la vuelta en, digamos,
Lyon.
Sin embargo, el gasto turístico internacional en España es un 39%
superior al francés en términos absolutos, mientras que en porcentaje
del PIB la industria turística
supone el 12,3% de la economía española y el 7,5% de la de Francia. La
razón está en la brecha en el número de pernoctaciones que registran
ambos países, una métrica más útil a la hora de medir la intensidad del
turismo: el año pasado los visitantes extranjeros reservaron 322
millones de noches en España, más del doble que en Francia, que se ve
superada por Italia y es seguida muy de cerca por Grecia, según Eurostat.
Por si fuera poco, dos estudios paralelos de las consultoras Deloitte y Braintrust
sitúan a España como el país más visitado del mundo para 2040, cuando
podría alcanzar los 115 millones de turistas internacionales.
Sol y playa vs. vino y torre Eiffel: dos modelos enfrentados
La batalla turística entre España y Francia es también la de dos
modelos opuestos: el del turismo centralizado contra el periférico. La
región parisina de la Isla de Francia concentra hasta un tercio de las
pernoctaciones de turistas extranjeros del país galo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos
francés. Fuera de la capital, la distribución de los visitantes que se
salen del circuito clásico torre Eiffel-Notre Dame-Louvre es muy
dispersa, con una ligera acumulación únicamente en la Costa Azul.
En España, por su parte, los extranjeros se agolpan en la periferia
costera, concretamente en el Mediterráneo y las islas. Allí, las
provincias de Baleares, Las Palmas, Barcelona y Santa Cruz de Tenerife
registran hasta el 62% de las pernoctaciones, mientras que el interior
del país —incluyendo Madrid— apenas suma el 12%, de acuerdo con cifras
del Instituto Nacional de Estadística.
Pero aunque parezca contradictorio, ambos modelos son la envidia del
otro. El gran objetivo de Francia ahora es persuadir a sus turistas para
que se queden y gasten más en su territorio. Es justo lo que consigue
España, que combina una oferta hotelera más moderna y sofisticada
—cuenta con 351 hoteles de cinco estrellas, frente a los 221 de Francia—
con polos turísticos urbanos muy dinámicos, como Barcelona, Málaga o
Madrid.
Junto con el sol, el país ibérico aprovecha su ocio nocturno para jóvenes, su extensa red ferroviaria de alta velocidad y los cruceros
para atraer cada año a una cantidad creciente de turistas
internacionales, a precios además más asequibles que en Francia. Todo
ello se traduce en estancias más largas sobre todo en hoteles, el tipo
de alojamiento elegido por hasta el 79% de los viajeros, mientras que en
Francia los campings y los albergues tienen más peso y reducen la cuota
de los hoteles al 48%.
Es el modelo del sol y playa y el todo incluido
funcionando a pleno rendimiento. El régimen franquista encontró en el
turismo su Plan Marshall particular en los años sesenta, y se lanzó a la
caza del turista extranjero para romper su aislamiento internacional,
lavar su imagen y recuperar la economía con la inyección de divisas
extranjeras. Bajo el lema Spain is different, España se abrió
por primera vez al exterior al tiempo que invertía en infraestructura y
hoteles y devaluaba la peseta. Así fue como surgieron la Costa Brava,
Torremolinos, Mallorca o Benidorm, los puntales de una estrategia aún
vigente que sigue llenando las costas españolas de británicos, alemanes y
franceses.
Por el contrario, la gran fortaleza de Francia es el turismo rural y
el agroturismo, el talón de Aquiles de la industria española. El
desarrollismo masivo de esta última coincidió con el Plan Racine lanzado
por París en 1963 para urbanizar su litoral mediterráneo, concretamente
la región de Languedoc-Rosellón. Pero el país galo lo hizo de una forma
mucho más ordenada, y ya en los años setenta comenzó a proteger y
limitar la construcción en su costa.
En lugar del sol y playa, Francia apostó entonces por el turismo de
interior y un modelo policéntrico. Si bien el atractivo de París
continuó siendo su activo principal, el país se lanzó a construir
grandes complejos de esquí, invertir en museos y patrimonio —el Centro
Pompidou abrió en 1977—, rehabilitar otras ciudades como Lyon,
Estrasburgo o Marsella y potenciar el turismo rural. Su estrategia no
consiguió huir de la masificación —el 20% del territorio concentra el
80% de la actividad turística—, pero ha conseguido distribuir mejor las
visitas fuera de París y visibilizar su oferta cultural, gastronómica y
de naturaleza.
Ejemplo de ello son las regiones vinícolas de Burdeos y Borgoña, los
Alpes o Bretaña. La estrategia de promoción del turismo francés se ha
beneficiado de un enfoque más centralizado y coordinado, frente a una
iniciativa autonómica más fragmentada en España, y ha priorizado la
preservación de pequeños monumentos repartidos por todo el país sin
atender a su ubicación, acceso o posible demanda —el conocido como petit patrimoine—.
También el desarrollo de rutas temáticas surgidas de sinergias y
alianzas entre actores locales y municipios, como la de los castillos
del Loira o la ruta de la sidra en Normandía.
Lo que sí comparte el modelo turístico francés con el español es la
estacionalidad. El verano concentra cerca de la mitad de las visitas
internacionales en ambos países, ya sea por el atractivo de las playas mediterráneas
durante los meses de más calor o por la moderación de las temperaturas y
las precipitaciones en las zonas de montaña o París. Asimismo, ambos
países compiten por los mismos mercados turísticos: los de Europa
occidental, con Reino Unido y Alemania a la cabeza —en el caso de
Francia, también Bélgica y Suiza por motivos lingüísticos—, y China y
Estados Unidos, precisamente los que más gastan en sus desplazamientos.
Hasta ahora, ambos países han logrado aumentar sus cifras de forma
simultánea. Entre 1975 y 2019, el turismo internacional se ha
multiplicado por siete de la mano de la globalización y la consolidación
de la clase media en diversas regiones del mundo, y la proyección es
que aumente otro 50% hasta 2040. La conclusión es que el botín a
repartir es cada vez más grande y que las industrias de España y Francia
pueden convivir, aunque apenas acaba de comenzar otra carrera: la del
turismo sostenible.
El país más visitado del mundo no protesta por el turismo
«El turismo nos roba pan, techo y futuro», «Vuestra riqueza es nuestra miseria» o «More vecinas, less turistas».
En junio del año pasado una ola de protestas organizadas a nivel
europeo recorrió las calles de varias ciudades españolas como Barcelona,
Palma de Mallorca, Granada o San Sebastián. La masificación turística
está convirtiendo los centros históricos en parques temáticos donde
hogares y comercios de barrio dan paso a instagrameables cafeterías de especialidad y Airbnbs.
Pero mientras en España la saturación turística amenaza con hacer
inhabitables los epicentros de la industria y tornar la hospitalidad de
sus residentes en hostilidad,
apenas hay movilizaciones significativas en Francia, el único país que
ha superado el umbral de los cien millones de visitantes anuales. Dos
son las razones: una experiencia turística más dilatada y una crisis de
vivienda más moderada.
El país galo ya era un destino turístico internacional de primer
orden desde al menos el siglo XIX, cuando a la popularidad de París, la
Costa Azul y sus balnearios se sumó la celebración de numerosas ferias
internacionales. La más famosa de ellas es la Exposición Universal de
París de 1889, que sirvió de marco de presentación de la torre Eiffel.
En España, por su parte, el turismo de masas no comenzó a despegar
hasta la década de 1960 y especialmente tras los Juegos Olímpicos de
Barcelona de 1992, cuando las llegadas comenzaron a extenderse a los
núcleos urbanos. A ello hay que sumar que París es la conurbación más
grande de Europa, con unos doce millones de habitantes y 12.000
kilómetros cuadrados de extensión —frente a los 3,2 millones de
habitantes y poco más de 600 kilómetros cuadrados de Barcelona—, por lo
que el impacto turístico queda más diluido. No es de extrañar por tanto
que la tolerancia al turismo sea por tanto menor en la Ciudad Condal que
en la capital francesa.
España va camino de ser el país que recibe más turistas del mundo, alcanzando los cien millones de visitantes anuales. Durante años ese puesto lo ha tenido Francia, seguido de cerca por nosotros. Pero eso está a punto de cambiar.
El pulso no
es solo de cifras, también de modelo. El turismo en Francia se
concentra en la capital, París, que supone un tercio de las
pernoctaciones. El turista medio pasa dos o tres noches en la ciudad,
visita Disneyland y los monumentos principales y se vuelve. El resto de
visitantes se reparten por el territorio, especialmente en la Costa
Azul, con una apuesta importante por los campings, la gastronomía y el
turismo cultural.
España, por
el contrario, concentra a sus visitantes en la costa del Levante y los
archipiélagos, que suponen dos tercios de las pernoctaciones. Por el
contrario, el interior del país, incluyendo Madrid, apenas supone el
12%. La apuesta es por el sol y playa: estancias más largas en grandes
hoteles todo incluido, ocio nocturno y cruceros.
De ahí que, aunque aún Francia reciba más visitantes, genere menos ingresos que España.
Los mercados turísticos son los mismos para ambos países: Europa
occidental, con Reino Unido y Alemania a la cabeza, así como China y
Estados Unidos. Pero el extranjero que visita nuestro país gasta un 50%
que el que va a Francia. También en pernoctaciones lidera España.
Por otro lado, la crisis de vivienda en Francia no está siendo tan
aguda como en otras latitudes de Europa. Los precios han aumentado un
31% entre 2015 y 2023, lejos de la media comunitaria del 48%, y los salarios han crecido prácticamente al mismo ritmo que la vivienda.
Eso no significa que en Francia el acceso a un hogar no se haya
endurecido en los últimos años, sobre todo si es un alquiler en París.
De hecho, Francia es el segundo mercado de Airbnb, solo por detrás de
Estados Unidos y por delante de España, y su régimen fiscal favorece
los apartamentos turísticos frente al alquiler convencional. A pesar de
ello, su amplio parque de vivienda social —el 17% del total, frente al
3,3% en España— y la resistencia del poder adquisitivo de sus ciudadanos
han reducido el impacto de la crisis habitacional.
Pero más allá de las diferencias en su relación histórica con el
turismo y el descontento social, ambas potencias están volcadas en
promover el llamado turismo lento, sostenible con el medioambiente y la
vida local, alejado de las rutas y meses más saturados y basado en
experiencias. La última campaña turística de Francia, por ejemplo, tiene
como lema ‘Sueña en grande, vive despacio’ y se centra en paisajes y
lugares poco conocidos, como el macizo del Jura en la frontera con
Suiza. El objetivo de fondo es convertir al país en el principal destino
de cicloturismo para 2030.
A este lado de los Pirineos, mientras tanto, se ha elegido el lema Think You Know Spain? Think Again
(‘¿Crees que conoces España? Piénsalo mejor’) como punta de lanza para
la nueva campaña internacional, que exhibe hasta sesenta localizaciones
principalmente del norte del país, como los Picos de Europa. Mientras la
población reclama un «decrecimiento turístico», España tiene entre ceja
y ceja la meta de los cien millones de turistas para terminar de
apuntalar el sorpasso del sol y playa.
¿Te imaginas vivir un concierto en un viñedo colgado sobre el río
Miño, mientras atardece entre montañas y copas de vino? Así son las Noites Méndez-Rojo, un nuevo ciclo de conciertos que ha irrumpido con fuerza este verano en Galicia, y que ya se perfila como una de las experiencias más especiales del norte de España.
Organizadas por la familia bodeguera Méndez-Rojo,
las Noites han reunido este 2025 a artistas de primer nivel en un
formato íntimo —solo 200 entradas por noche— que une lo mejor de
Galicia: vino, gastronomía, música y paisaje.
El primer concierto del ciclo, en mayo, fue protagonizado por Javier Ojeda, la voz de Danza Invisible, en una noche de clásicos del pop español con vistas al río Miño.
Y el pasado 1 de agosto, la magia se repitió en la bodega Vía Romana,
en plena Ribeira Sacra, con una velada inolvidable liderada por Marilia Monzón, que ofreció un concierto descalza, entre el público, y completamente entregada a la emoción del lugar.
Las entradas volaron. Se colgó el cartel de “entradas agotadas” 48
horas antes, y más de 200 personas se quedaron sin entrada por el aforo
limitado.
Marilia hizo vibrar a los asistentes con su nueva canción "Acuérdate de mí",
en una noche donde la música se mezclaba con el aroma a vino y la brisa
del Miño. El público coreó sus canciones como un gran coro espontáneo
en uno de los momentos más mágicos de la noche.
Comida local, vino de autor y helados artesanos
El ciclo no solo destaca por su cartel musical, sino por su propuesta sensorial completa.
Gastronomía de kilómetro cero con el restaurante A Faragulla, postres artesanos de La Central Heladera, un corner exclusivo de ViniGalicia con vinos frizzantes y etiquetas modernas, y la presencia de Frutos Secos Medina, que dieron un toque especial a la noche con un surtido muy celebrado.
Por supuesto, los vinos protagonistas fueron los de casa: Méndez-Rojo sirvió referencias como su godello Mil Ríos Sobre Lías, rosado Vía Romana do Camiño o el popular Mar del Norte Albariño, entre los más vendidos de la noche.
Un formato que busca emocionar… y lo consigue
“Noites Méndez-Rojo ha llegado para quedarse”, afirma Juan Luis Méndez Rojo, portavoz de la organización. “Estamos
emocionados por la acogida. Creemos que ya se ha hecho un hueco en el
corazón de la gente. Lo hacemos todo en familia, sin delegar en
terceros, porque nadie mejor que nosotros para expresar cómo somos, lo
que hacemos y lo que sentimos aquí”.
Y aunque no hay fechas oficiales aún para 2026, desde la bodega ya anticipan que hay sorpresas en camino.
“Ya estamos trabajando en las nuevas Noites para el verano que viene.
No podemos desvelar artistas todavía, pero sabemos que emocionarán. Eso
sí: las entradas volverán a volar, así que quien quiera vivir esto, que
no lo deje para última hora. El aforo seguirá siendo exclusivo”.
¿Dónde es todo esto?
La Ribeira Sacra es una joya aún poco explorada en el interior de
Galicia, entre Lugo y Ourense, famosa por sus viñedos en terrazas
imposibles, su naturaleza salvaje y sus miradores sobre el Miño, Sil y
Cabe.
Es Patrimonio Mundial de la Humanidad en proceso, y uno de los
secretos mejor guardados para quien busca un verano distinto, auténtico y
sin masificaciones.
¿Y si el verano que viene tus vacaciones empiezan aquí?
Las playas son lugares hermosos que invitan al descanso y la diversión. En ellas se realizan todo tipo de actividades de ocio, que van desde relajarse tomando el sol hasta practicar deportes acuáticos como el esnórquel o el surf. Por ello, y a pesar del aumento de la oferta de actividades alternativas en España en los últimos años –como el turismo cultural y gastronómico, las rutas de senderismo o las visitas a entornos rurales–, las playas, junto con el buen clima, siguen siendo el principal atractivo turístico para los visitantes, tanto nacionales como extranjeros.
Además de ser espacios de recreo, las playas son ecosistemas costeros de gran valor ecológico que albergan una notable biodiversidad. Esta riqueza biológica se debe al elevado dinamismo de estas áreas, sometidas al constante impacto del oleaje, al desplazamiento de los sedimentos y a la alternancia entre la exposición al aire y al sol, y la inmersión en agua salada.
Por su condición de ecotonos, es decir, fronteras entre el mar y la tierra, las playas son el hogar de numerosas especies de animales y plantas altamente especializadas y resistentes, la mayor parte de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar.
Muchos de los animales que habitan las playas, al pasar buena parte de su vida enterrados en la arena o tener hábitos nocturnos, suelen pasar desapercibidos para los visitantes. Por esta razón, la biodiversidad no suele ser uno de los valores que los bañistas tienen en cuenta al elegir qué playa visitar.
En cambio, lo habitual es que seleccionen el arenal en función de criterios de funcionalidad como la cercanía, la accesibilidad, los servicios disponibles o la seguridad, y no por motivos medioambientales, con la posible excepción de la calidad del agua de baño.
Por ello, las banderas azules, un galardón otorgado por un consorcio de entidades privadas previa solicitud de las Administraciones públicas locales, resultan convenientes para muchos, ya que se centran en la evaluación de los servicios básicos y de la calidad del agua de baño, especialmente en lo que respecta a la contaminación fecal.
Desgraciadamente, la contaminación por aguas fecales, ya sea a causa de vertidos procedentes de depuradoras deficientes o de vertidos incontrolados, es un problema habitual en muchas zonas costeras de España, incluida Galicia. Esta situación afecta incluso a playas que ondean banderas azules, tal y como expone la ONG ambientalista Ecologistas en Acción en su informe Banderas negras 2025.
Sobrepesca y contaminación industrial
A pesar de su impacto evidente sobre las personas y los ecosistemas, la contaminación fecal no es el problema más grave que afecta a las playas del norte de España. Los ecosistemas litorales sufren una amplia variedad de amenazas que, en conjunto, comprometen seriamente su viabilidad ecológica y socioeconómica.
Entre estas amenazas destacan la sobrepesca y el furtivismo (también de bañistas), la destrucción de hábitats y la alteración de las corrientes costeras provocada por infraestructuras como puertos, embalses y diques, así como por actividades de extracción de arenas y dragados. A ello se suma un turismo creciente que presiona tanto los ecosistemas como los servicios básicos y es fuente de conflictos en muchas áreas costeras.
Una mención especial merece la contaminación industrial, que con frecuencia alcanza el mar a través de los ríos, una situación especialmente preocupante en Galicia. Un caso emblemático es el de la papelera de la multinacional española ENCE, que ha ocupado durante décadas el dominio público marítimo-terrestre en la ría de Pontevedra, vertiendo residuos industriales y contribuyendo tanto a la degradación de los ecosistemas costeros como al deterioro de la calidad de vida en la zona.
Además, esta empresa ha favorecido la expansión del monocultivo de eucalipto, una especie que empobrece la biodiversidad y altera el equilibrio hidrológico.
A esta situación se suma una nueva amenaza: la posible instalación de una nueva planta de celulosa de la multinacional portuguesa ALTRI, que ha recibido recientemente una declaración de impacto ambiental favorable por parte de la Xunta de Galicia para ubicarse a orillas del río Ulla.
Mariscadora en la ría de Arousa, la más productiva de Galicia.Pablo Pita, CC BY-SA
Este río desemboca en la ría de Arousa, la más productiva en términos de marisqueo. La planta vertería en ella millones de litros de aguas residuales al día, lo que podría agravar la crisis de productividad que el marisqueo en la ría ya viene sufriendo desde hace décadas como consecuencia de múltiples impactos humanos.
Si bien una playa con bandera azul podría parecer una opción adecuada en entornos urbanos, esta distinción resulta claramente insuficiente para la inmensa mayoría de las playas. En realidad, normas como la ISO 14001 o el sistema europeo EMAS ofrecen estándares de calidad ambiental más completos y exigentes, y ya están siendo adoptados por algunas Administraciones locales comprometidas con la sostenibilidad.
Sin embargo, más allá de sellos y certificaciones, es fundamental reaprender a mirar las playas como lo que realmente son: lugares hermosos porque los compartimos con una multitud de seres vivos que, aunque a menudo pasen desapercibidos, están ahí, entregados a sus actividades cotidianas a nuestro alrededor.
Sepia común (Sepia officinalis) en el submareal arenoso de una playa.Pablo Pita, CC BY-SA
Las pulgas de mar que se refugian bajo los arribazones de algas, los gusanos que dejan sus pequeños fideos de arena enroscada sobre la superficie, los diminutos gobios que nadan en la misma orilla, una sepia que adhiere sus huevos en las hojas de una hierba marina o el vuelo de una gaviota recortándose sobre el azul del cielo son solo algunas de esas pequeñas maravillas.
Gobio de boca roja (Gobius cruentatus), frecuente a poca profundidad en las costas gallegas.Pablo Pita, CC BY-SA
Tomar conciencia de la presencia de esa vida por momentos invisible es un primer paso esencial para transformar nuestra relación con las playas y contribuir a su protección como legado para las generaciones futuras. Al fin y al cabo, nuestros antepasados probablemente dieron sus primeros pasos vacilantes en una playa olvidada hace millones de años. Se lo debemos.
Según
Fernando Trías de Bes, en una era dominada por lo digital, la
presencialidad tiene un valor insustituible. La gente quiere
experimentar en vivo lo que consume en plataformas digitales. Un claro
ejemplo es el auge de los podcasts en directo, que han trascendido lo
virtual para llenar teatros. ¿Por qué la gente visita Disneyland y se
sube a las atracciones temáticas de Star Wars? Porque quiere vivir
físicamente lo que ha visto en las películas. Cuanto más se relacione
una persona con un género, más aumentará la experiencia real en torno a
ese consumo. La música en directo ha tomado el protagonismo no solo en
el entretenimiento, sino también en el turismo global. En 2024, el
mercado mundial del turismo musical —que incluye conciertos, festivales y
eventos de música en directo— alcanzó un volumen de negocio de 96.783
millones de dólares (83.177 millones de euros), según datos de Grand
View Research, una cifra que se espera que escale hasta los 267.848
millones de dólares (230.193 millones de euros) en 2030, lo que
supondría una tasa anual de crecimiento del 18,8 %.
El auge del
conocido como gig tripping, esa tendencia que lleva a los fans a cruzar
fronteras para asistir a espectáculos en vivo, se ha convertido en uno
de los motores de la industria turística global que se alimenta de
grandes giras como The Eras Tour de Taylor Swift –considerada como un
dinamizador de la economía mundial y uno de los fenómenos con mayor
impacto en la industria hotelera– o los shows de artistas como Bad
Bunny, Karol G, Oasis y Bruce Springsteen, que han llevado a cientos de
miles de personas a planificar viajes internacionales en torno a eventos
musicales.
España ha logrado posicionarse como uno de los 15
mercados más potentes del mundo en música en directo, tal y como se
afirma en el Informe OBS. En 2024, la industria generó una facturación
récord de 725,6 millones de euros en ticketing, según el Anuario de la
Música en Vivo publicado por la Asociación de Promotores Musicales
(APM), lo que representa un crecimiento del 25,3 % respecto al año
anterior. Según datos de OBS Business School, más de cinco millones de
personas asistieron a conciertos y festivales en el país durante el año
pasado.
Facturación neta por provincias: 2022, 2023, 2024
Esto
supuso un impacto económico total estimado de 5.314 millones de euros
–con una recaudación directa para las arcas del Estado de entre 1.200 y
1.600 millones de euros–, según un informe elaborado por Sympathy for
the Lawyer (SFTL) e Incentiva Music: el 54% (2.883,72 millones)
corresponde a los ingresos de hoteles, restaurantes o transporte; el 23%
(1.222,38 millones) supone el gasto o consumo que realizan los
empleados y proveedores del sector de la música en vivo; y otro 23%
(1.209,33 millones), incluye la venta de entradas, bebidas, comida,
patrocinios y merchandising.
Ciudades
como Madrid (185,3 millones de euros en venta de entradas, según APM,
lo que supone un incremento del 96% frente a 2023), Barcelona (138,5
millones) y Andalucía (116,1 millones) se han convertido en verdaderos
polos de atracción musical. Además, festivales como el Primavera Sound
(con asistentes de 134 países y un 65 % de público extranjero), el Sónar
(más de 154.000 asistentes de 90 países) o el MadCool (se estima que
alrededor del 29% de los 180.000 asistentes sean extranjeros) consolidan
esta tendencia.
El
turismo musical no solo aumenta la ocupación hotelera, sino que impulsa
toda la cadena de valor: eventos como el Arenal Sound o Viña Rock
generaron 4.700 y 1.800 empleos directos e indirectos, respectivamente;
además de un impacto de 42 millones de euros (el de Burriana) y de 22
millones (el de Villarrobledo). El Primavera Sound, por su parte, dejó
un impacto económico de 349 millones de euros en Barcelona, con un gasto
medio por visitante de 1.423 euros.
Según
el V observatorio de música en vivo de Ticketmaster, el turismo musical
representó el 12% del total de asistentes a sus eventos, con
procedencias principales de Reino Unido (16 %), Francia (15 %) y EE UU
(12 %). Según dicho estudio, la venta de entradas en España aumentó en
2024 un 15% respecto al año anterior.
Madrid
ha emergido como uno de los grandes protagonistas del turismo musical
en Europa, desbancando a Barcelona del liderazgo nacional, gracias a la
llegada de artistas como Bruce Springsteen, que convocó a más de 275.000
asistentes en sus cinco conciertos en España; Karol G, que atrajo a más
de 219.000 personas en cuatro fechas consecutivas en el Santiago
Bernabéu; y Taylor Swift, que agotó dos fechas en el mismo recinto con
más de 126.000 asistentes. También destacó la gira de 12 conciertos por
España de Luis Miguel, con más de 203.000 entradas vendidas.
Madrid
cuenta con tres recintos principales: el Movistar Arena, con capacidad
para 16.000 personas y 211 eventos celebrados en el último año, y el
estadio Riyadh Air Metropolitano, que puede acoger hasta 60.000
asistentes. El nuevo Bernabéu, que sigue con restricciones para la
celebración de conciertos, puede dar espacio hasta 60.000 asistentes.
Estos eventos han tenido un impacto económico considerable en la
capital, lo que ha beneficiado a diversos sectores como la hostelería,
el transporte y el comercio minorista. Según un informe de Colliers, los
precios de los hoteles en Madrid se incrementaron entre un 23% y un 76%
de media durante los días de grandes conciertos, con incrementos de
hasta un 110% en una de las fechas de Bruce Springsteen.
Madrid
se prepara para seguir capitalizando esta ola con a llegada este año y
el que viene de artistas como Ed Sheeran, Dua Lipa, AC/DC, Iron Maiden y
Bad Bunny. Este último ya ha batido récords con 600.000 entradas
vendidas en España con 10 conciertos en Madrid, de un total de 12 en
todo el país.
Barcelona,
con una facturación de 132 millones (26% de la facturación neta total),
superó a Madrid por primera vez en 2023 (94 millones, 16%). Le
siguieron Málaga y Sevilla. «Ante estas cifras, los fondos de inversión
estadounidenses están comprando festivales españoles, confiados en los
beneficios económicos que les reportarán», afirma Elena Mir. De hecho,
algunos festivales tradicionalmente vinculados a su lugar de origen han
ampliado sus fronteras, como Primavera Sound, que celebra una doble
edición en Barcelona y Madrid y también se está expandiendo a
Latinoamérica con nuevos formatos dependientes de la misma franquicia.
Pero estas excelentes cifras de facturación no se deben al aumento del
número de espectadores, que sigue siendo inferior al de años anteriores a
2020, sino al incremento del 48% en el precio de las entradas, con una
media de 80 € frente a los 58 € del año anterior.
Perfil de los asistentes a conciertos
El
perfil de los asistentes a conciertos sigue siendo principalmente de
personas de entre 35 y 44 años; sin embargo, en 2023, los jóvenes de
entre 18 y 24 años aumentaron su asistencia un 44%, probablemente debido
a la creación del Bono Cultural Joven. En general, se estima que el 10%
de los jóvenes que asisten a eventos musicales en España provienen del
extranjero. Primavera Sound, por ejemplo, atrae mayoritariamente a
público extranjero (52%) de países como Alemania, Reino Unido, Italia,
Francia y Portugal y, en menor medida, de países de Europa del Este y
del continente americano. Este festival se ha convertido en el evento
internacional con mayor impacto económico en Barcelona después del
Mobile World Congress, con unos ingresos por turismo que ascienden a
13.853 millones de euros, según datos del INE.
Galicia y sus principales Festivales
O Son do Camiño. Santiago de Compostela
Los
responsables de O Son do Camiño hacen balance de su 4o edición y la
valoran como “la más exitosa del festival hasta la fecha”, con un
registro de asistencia de más de 130.000 personas en los 3 días que dura
el evento, un 43% del público venido de fuera de Galicia y con todos
los abonos agotados a las pocas horas de salir a la venta.
Artistas
nacionales e internacionales, de la talla de Aitana, Maluma, Bizarrap,
Eladio Carrión, Steve Angello, Alt-J, The Kooks, Royal Blood, Duki,
Leiva y Vetusta Morla, fueron los cabezas de cartel de las 3 jornadas de
actividad.
A nivel socioeconómico, se calcula que, gracias a la
organización de este festival, se crearon más de 1.000 puestos de
trabajo directo y más de 4.000 indirectos y que se generó una cifra de
repercusión económica cercana a los 20 millones de euros para la zona.
Resurrection Fest (Viveiro-Lugo)
Más de 132.000 personas pasaron por el Resurrection Fest 2023 en Viveiro, lo que signi.có un récord diario de asistencia.
El
impacto económico del evento se estima en 17,5 millones de euros no
solo para Viveiro, sino para toda la comarca de A Mariña, en la
provincia de Lugo y, por extensión, para toda Galicia. El evento para
amantes del rock y el metal generó, además, más de 400 puestos de
trabajo directos y más de dos mil indirectos.
Como en el resto de
las anteriores ediciones, el festival contó con el apoyo de
instituciones como el Ayuntamiento de Viveiro, la Diputación de Lugo o
la Xunta de Galicia, sin las que la organización asume que no sería
viable organizar un evento de estas características.
Obstáculos y desafíos para el sector
Dos
factores marcaron la producción de eventos a gran escala en 2023 y
2024, y volverán a hacerlo este año: la sostenibilidad y la seguridad.
La huella ambiental de estos festivales se debe, por un lado, a los 5,2
kg de CO2 generados por cada asistente y, por otro, a las necesidades
energéticas del recinto para garantizar la iluminación y los efectos
especiales (34 %) y la circulación del público (33 %). Por ello, a
partir del próximo mes de julio, se implementarán una serie de acciones
incluidas en el Real Decreto 1055/2022 (diciembre de 2022) para eventos
culturales y deportivos, como la gestión de un sistema de vasos
retornables con garantía de devolución del depósito y la provisión de
puntos de suministro de agua potable no envasada para todos los
asistentes. Algunos eventos se han anticipado a estas medidas, como el
festival Cruïlla de Barcelona, el primero en funcionar con energía 100 %
renovable. Para los productores de música en vivo, abordar estos
aspectos de mejora ha supuesto un importante coste adicional y, en
consecuencia, una disminución de los beneficios. Por ello, el sector
reclama más apoyos y subvenciones para poder seguir invirtiendo en los
que han sido los puntos débiles en la organización de eventos
musicales.
Por
otro lado, las grandes estrellas del mundo musical han abandonado el
formato festival para promocionar sus giras en solitario, donde el
beneficio económico es mucho mayor que el de las carteleras compartidas.
Esta situación ha provocado una escasez de grupos y cantantes con
posibilidades de convertirse en cabezas de cartel, con el consiguiente
aumento de precios para quienes aún apuestan por el formato
macrofestival. Por todo ello, los organizadores de eventos musicales
reclaman iniciativas que contribuyan directamente a consolidar la
posición de España como destino de referencia para el entretenimiento
musical, como la cesión de recintos, ayudas para la obtención de
licencias de actividad y un firme compromiso de colaboración directa en
materia de seguridad y movilidad.
Conclusiones Finales
La industria musical en vivo se convierte en un importante motor
económico del país, no solo por el récord absoluto conseguido en la
venta de entradas, sino por la repercusión en otros sectores de
actividad, como el turismo y la economía local, y en como se reparten
los beneficios de este motor económico por la geografía española.
De los espectaculares datos a nivel de venta de entradas, se puede
deducir que la asistencia física a los eventos va en aumento, pero hay
un desequilibrio entre mayor facturación y menor asistencia que se
explica por el incremento de un 48% en los precios medios de las
entradas.
Los productores musicales han sacrificado una
importante parte de sus beneficios económicos en responder a las
principales inquietudes de los asistentes de conciertos y festivales y
de las autoridades: la seguridad y la sostenibilidad.
Las
grandes estrellas del universo musical han abandonado el formato
Festival para promocionar sus giras en solitario, en las que el
beneficio económico es muy superior al de los carteles compartidos. Las
10 primeras giras en España del ranking de artistas nacionales y las 10
giras con mayor asistencia de artistas internacionales, con 303
conciertos en total, sumaron más de 2.800.000 asistentes, mientras que
el total de todos los asistentes a los 10 principales festivales, que
aglutinaban 1.217 actuaciones musicales, consiguieron algo menos de
1.800.000.
La tendencia económica del sector de la industria
musical en vivo prevé un crecimiento sostenido para los próximos años,
aunque el consumo de la música en streaming o live streaming se
consolida, como alternativa que permite a los usuarios asistir a eventos
musicales a los que no tendrían acceso, de manera más económica. Este
fenómeno es especialmente relevante en áreas como Latinoamérica.
Proliferan la aparición de plataformas de venta de entradas en live
streaming como Veeps, Bandcamp Live, Music Live Stream o el Susurro,
entre otras.
El sector musical incrementó sus ingresos en un
10,2% a nivel mundial y América Latina fue una de las regiones que más
creció. El streaming tuvo mucho que ver en estos resultados. A pesar de
estos datos, el estudio señala que “La música en vivo estimula el
cerebro de manera afectiva and emotiona cuando la música se escucha en
directo”, y demuestra que “las emociones musicales intensas se expresan
con mayor frecuencia en actuaciones musicales en vivo y se experimentan
al escuchar música en vivo en conciertos, dada la relación dinámica
entre los artistas y el público”, por lo que se puede continuar
confiando en una prevalencia de asistentes en directo.
2023
se ha saldado con pocas cancelaciones de festivales, aunque todas ellas
han provocado verdaderos quebraderos de cabeza para los organizadores,
con la devolución de las entradas vendidas y situaciones de profunda
decepción para el público que ha visto cómo se alteraban sus planes de
ocio musical a pocos días de la celebración prevista del festival. La
caída del artista cabeza de cartel (como en Dcode Festival), las
inclemencias meteorológicas (Primavera Sound Madrid) o la imposibilidad
de obtención de licencias municipales de actividad (Reggaeton Beach
Festival) han sido las causas principales que han impedido su
celebración.
En un futuro cercano, se prevé que la
utilización de la IA en los espectáculos musicales en directo pueda
llegar a ser un factor diferencial en la experiencia del espectador,
llegando incluso a adaptar el entorno del concierto (iluminación, sonido
o repertorio musical) a las preferencias del público, gracias al
análisis que las cámaras del evento puedan hacer de las respuestas
faciales o corporales de los asistentes.
Con el comienzo de las vacaciones estivales, el trafico se intensifica en las carreteras. Pronto tendrá lugar la primera operación salida del verano y con ella las habituales imágenes de atascos kilométricos. Pero también aumentan las imprudencias: excesos de velocidad, distracciones al volantes o maniobras prohibidas vuelven a ser las protagonistas.
En paralelo a ello, en España se quiere abordar un cambio legislativo para que la cuantía de las multas de tráfico sea proporcional al nivel de renta del infractor. La propuesta es que las sanciones sean progresivas y varíen en función de los ingresos de los conductores.
Así, un infractor que gane más de 100 000 euros sufriría un incremento del 500 %. Si se sitúa entre los 85 000 y 100 000 euros, la subida será del 300 %. Y entre los 70 000 y 80 000 euros, la multa será un 150 % más cara.
Por el contrario, si una persona tiene una renta de hasta 1,5 veces el salario mínimo (SMI), pagará un 30 % menos. Y si sus ingresos oscilan entre el 1,5 y 2,5 veces el SMI, la reducción será del 15 %.
Nuevos sistemas de vigilancia
Por ahora, es tan solo una propuesta, pero lo cierto es que desde hace algún tiempo la atención política se está centrando en las carreteras. Sobre todo, desde la llegada de la inteligencia artificial (IA) al ámbito vial.
En algunas ciudades europeas los nuevos sistemas de vigilancia del tráfico son capaces de detectar, gracias al uso de la IA, no solo si un conductor rebasa la velocidad permitida, sino también si se usa el móvil mientras se conduce, si alguien no lleva puesto el cinturón de seguridad o si se cumplen con los accesorios infantiles en el caso de que viajen menores.
Estos sistemas de control operan mediante un equipo (autosuficiente, al funcionar con energía solar) compuesto por diferentes cámaras de alta calidad y dotadas de un software de inteligencia artificial que son capaces de verificar todo lo que ocurre en las vías.
Las cámaras cuentan con visión infrarroja y una serie de lentes y filtros que permiten obtener imágenes totalmente nítidas del vehículo, la matrícula y sus ocupantes, ya sea de día o de noche, o en condiciones climáticas adversas. Lo realmente decisivo es que un solo equipo permite verificar diferentes circunstancias.
Graban el tráfico constantemente y si la IA identifica alguna contravención, envía automáticamente las imágenes al departamento que controla la seguridad vial. Mediante un procedimiento automatizado de filtraje de las imágenes, la inteligencia artificial capta a los conductores que no están respetando las normas, en función de los parámetros que se le han introducido.
Incluso mediante la lectura de la matrícula se puede sancionar al titular del vehículo por no estar al corriente en el pago de sus impuestos o por no contar con el seguro obligatorio de circulación, ya que la información se cruza con diferentes bases de datos.
Lo único que establece la misma es que la instalación y uso de estos equipos (utilicen inteligencia artificial o no) se debe realizar por la autoridad encargada de la regulación del tráfico, cumpliendo con los fines legalmente previstos y respetando la normativa sobre protección de datos, el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen.
Una escueta regulación que da a entender que el legislador los considera bastante inocuos en su repercusión con los derechos de los ciudadanos. Claro está que cuando se promulgó la mencionada ley no se pensaba en la llegada de la IA al tráfico y de sus múltiples posibilidades.
¿Hacia una sociedad hipervigilada?
La información que recopilan estos sistemas inteligentes son su piedra angular. Especialmente relevante será cuando se integren múltiples fuentes de datos procedentes de las cámaras instaladas en las vías públicas, de sensores del mobiliario urbano, de los sistemas de navegación de vehículos, etc.
Además, si las multas, finalmente, son progresivas, la Dirección General de Tráfico necesitará contar con los datos que le proporcione la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Todo ello podría desembocar en una vigilancia masiva por parte del poder público.
Ante este escenario, muchas voces han alertado de las graves consecuencias que una sociedad “hipervigilada” puede tener para las libertades públicas. La proliferación de sistemas de videocámaras inteligentes encierra un potencial peligro en la medida en la que el Estado haga acopio de multitud de datos de sus ciudadanos, recopilados en diferentes bases públicas que, unido a las técnicas del big data, desemboque en una especie de “gran hermano”.
Algunos usuarios de YouTube se han hecho eco de la llegada de los radares de tráfico inteligentes y sus repercusiones para la privacidad.
Es cierto que en la captación y grabación de imágenes en las carreteras existe la figura mediata del vehículo y esto asegura un cierto grado de “privacidad” al individuo. Sin embargo, la omnipresencia de sistemas de videovigilancia en la esfera pública aumentará la información de los ciudadanos en poder del Estado (así como de terceros, si prestan estos servicios). El cruce de todos los datos personales para cumplir con fines legítimos puede conllevar situaciones cuestionables.
Posiblemente en unos años la sociedad viva rodeada de cámaras inteligentes que en cuestión de segundos realicen interconexiones, permitiendo rastrear actitudes de los ciudadanos en función de distintos criterios. Y aunque esto puede tener grandes beneficios para garantizar la seguridad ciudadana, también puede conllevar graves riesgos como un monitoreo constante de los individuos.
Por ello, aunque el uso de la inteligencia artificial puede convertirse en una herramienta de gran valor para cumplir con determinados fines, es necesario una normativa adaptada a las circunstancias actuales y al desarrollo futuro de esta técnica que establezca seguridad jurídica y garantice los derechos y libertades fundamentales de los individuos.
Ya se ha hecho pública la nueva lista de Las 50 Mejores Playas de Europa de 2025,
votada por más de 1000 profesionales del sector turístico, y por el equipo de Las
50 Playas del Mundo. Desde luego que son las mas bonitas, y si además el agua esta a buena temperatura, puede que el baño sea placentero.
Nº 1: CALA GOLORITZE. ITALIA
Nº 2: PLAYA FTERI. GRECIA
Nº 3: PLAYA DE VOUTOUMI. GRECIA
Nº 4: PLAYA DE RODAS. ISLAS CIES, ESPAÑA
Nº 5: PORTO KATSIKI. GRECIA
Nº 6: SANTA JULIA. FRANCIA
Nº 7: PLAYA KEEM. IRLANDA
Nº 8: LA PELOSA. ITALIA
Nº 9: CALO DES MORO. ESPAÑA
Nº 10: CALA KYNANCE. INGLATERRA
Nº 11: ISLA SULUADA. PAVO
Nº 12: GRAMÁTICA SR. ALBANIA
Nº 13: PLAYA DIAMANTE. ISLANDIA
Nº 14: CALA MACARELLETA. ESPAÑA
Nº 15: PLAYA DE ELAFONISSI. GRECIA
Nº 16: PLAYA DE PALOMBAGGIA. FRANCIA
Nº 17: PLAYA DEL VALLE DE LAS MARIPOSAS. PAVO
Nº 18: PLAYA DE ARENA PUN. NORUEGA
Nº 19: PLAYA DORADA. CHIPRE
Nº 20: PLAYA MARINHA. PORTUGAL
Nº 21: PLAYA COFETE. ESPAÑA
Nº 22: PLAYA APASIONADA. CROACIA
Nº 23: PLAYA DE PORTCHURNO. INGLATERRA
Nº 24: PLAYA DE BALOS. GRECIA
Nº 25: ISLOTE DE VILA FRANCA. PORTUGAL
Nº 26: PLAYA BRANDINCHI. ITALIA
Nº 27: CALA DE LAS GAVIOTAS. ITALIA
Nº 28: PLAYA CAMILO. PORTUGAL
Nº 29: PLAYA SIN NOMBRE. ITALIA
Nº 30: PLAYA GJIPE. ALBANIA
Nº 31: PLAYA CONEJO. ITALIA
Nº 32: GUERRA DORADA. CROACIA
Nº 33: LAGUNA AZUL. MALTA
Nº 34: CALLE. PLAYA STEFAN. MONTENEGRO
Nº 35: PLAYA DE PODRACE. CROACIA
Nº 36: CALA COTICCIO. ITALIA
Nº 37: LA CONCHA BEACH. ESPAÑA
Nº 38: PLAYA DE LOTU. FRANCIA
Nº 39: CALA EN-VAU. FRANCIA
Nº 40: PLAYA NISSI. CHIPRE
Nº 41: PLAYA FOGO. PORTUGAL
Nº 42: PLAYA DE ACHMELVICH. ESCOCIA
Nº 43: SES ILLETAS. ESPAÑA
Nº 44: PLAYA DE HAUKLAND. NORUEGA
Nº 45: PLAYA DE MARTINICA. CROACIA
Nº 46: PLAYA DISCUTIDA. ITALIA
Nº 47: PARAÍSO DEL BUCEO. ITALIA
Nº 48: PLAYA JAZ. MONTENEGRO
Nº 49: PLAYA ELIA. GRECIA
Nº 50: PLAYA DE LA BAHÍA DE LOS TRES ACANTILADOS. GALES
Estas son las idílicas playas europeas. Un excelente motivo para visitar estos lugares y disfrutar de la naturaleza y el clima. Son un tesoro que hay que preservar y cuidar entre todos los que se desplacen a estos preciosos arenales de aguas turquesas.