Alvaro Merino
Santiago de Compostela es uno de los epicentros mundiales de la peregrinación cristiana. En 2022, casi 440.000 personas hicieron alguna de las rutas del Camino
La tradición tiene doce siglos, prácticamente desde la fundación de la ciudad a finales del siglo IX, y aunque ha pasado por etapas de decadencia ahora vive una segunda juventud: cada año llegan más visitantes a la ciudad.
En algún momento entre el año 820 y 830, Paio, un eremita de las montañas gallegas del entonces reino de Asturias, se topó con las ruinas de un primitivo enterramiento. En búsqueda de una vida solitaria y asceta el religioso acabó protagonizando uno de los descubrimientos más importantes de la historia del noroeste de la Península Ibérica: estaba ante las tumbas del apóstol Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio. Enseguida, el rey Alfonso II visitó el lugar y ordenó construir una iglesia que con el tiempo evolucionaría hasta convertirse en la Catedral que hoy todos conocemos, y en la hermosa ciudad de Santiago de Compostela.
Doce siglos después, en 2022, casi 440.000 personas peregrinaron hasta Galicia para admirar los restos de Santiago el Mayor. Santiago de Compostela se ha erigido en uno de los epicentros del cristianismo y cada vez son más los devotos que viajan a pie hasta la catedral, en su mayoría extranjeros procedentes sobre todo de Estados Unidos, Italia, Alemania y Portugal. Los caminos para hacerlo son además múltiples, y cada viajero tiene la posibilidad de seleccionar su propia ruta en función del punto de partida, los kilómetros que quiera recorrer y los paisajes que quiera atravesar.
El sendero que utilizaron los primeros peregrinos partía de Oviedo y pasaba por Lugo para continuar hasta el Locus Sancti Iacobi, antecesora de la actual Compostela. Pero la expansión de los reinos cristianos hacia el sur despejó la antigua ruta romana que unía Burdeos con Astorga a través de Pamplona, Burgos y León, y el camino francés pasó pronto a ser el más utilizado, condición que mantiene a día de hoy.
En total, el Centro Nacional de Información Geográfica ha cartografiado hasta 77 etapas agrupadas en los caminos gallegos, franceses, portugueses, catalanes, andaluces, del norte, del centro, del este y del sureste. Asimismo, en 2017 la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago consiguió identificar un total de 286 caminos y 31 rutas marítimas en toda Europa, aunque no todos son exclusivos del Camino de Santiago. De todos ellos, solo el francés y algunos del norte son Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Los soberanos astures Alfonso II y Alfonso III, junto con la Corte de Oviedo, fueron los primeros peregrinos conocidos del Camino de Santiago allá por el siglo IX. La noticia del descubrimiento de la tumba corrió como la pólvora y no tardaron en llegar visitantes de toda Europa movidos por la fe, convencidos de que los restos del apóstol tenían una capacidad de intercesión ante dios. De esta forma, durante la Edad Media el Camino de Santiago se convirtió en la tercera gran peregrinación cristiana tras las de Roma y Jerusalén.
El apoyo de las autoridades eclesiásticas y de los gobernantes para construir una infraestructura que ofreciese alojamiento y asistencia a los peregrinos durante el viaje no impidió, sin embargo, que el Camino atravesara dos graves crisis a lo largo de su historia. La primera llegó con la Reforma protestante en el siglo XVI, contraria a la adoración de los santos, y la segunda con el proceso de secularización iniciado por la Revolución francesa y la desamortización española en el siglo XIX.
Pero desde la segunda mitad del siglo XX el Camino de Santiago ha entrado en una segunda juventud que ha mejorado año a año su registro de visitantes y que aún no ha tocado techo. Al revés: tras el parón de la pandemia, en 2022 la ciudad vivió una auténtica avalancha de peregrinos, gracias también a que cayó en año santo jacobeo, una fecha marcada en rojo para los devotos del apóstol Santiago. En la actualidad, con el turismo internacional prácticamente recuperado, son miles los visitantes que llegan cada día a Santiago de Compostela atraídos por su valor religioso pero también histórico, paisajístico o gastronómico.
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